Obviamente el comer excesivo es el resultado de factores diversos, aunque en lo que corresponde al acto mismo de comer, identifico los siguientes beneficios:
• Comer con absoluta libertad de cantidad de comida en cada ingesta y de cantidad de comidas en cada día, evitando así la presión resultante de limitar el consumo de comida en general, y especialmente el consumo de aquellos alimentos que conozco a ciencia cierta que me “calientan el pico” y pueden llevarme a no poder parar. El dulce de leche es mi alimento calienta-pico por excelencia. También el maní tostado. No así el chocolate. Conocer con cuales alimentos puedo moderarme y con cuales no, es parte esencial del proceso de recuperación; y sin duda, el haber pasado de tener un exceso de dos dígitos con tendencia a aumentar, a un exceso de cinco kilos máximo con tendencia a mantenerse solos, me significa claramente que aceptar lo que puedo y lo que no, es exitoso a la recuperación como un todo.
• Decirle “sí” a cada compulsión que pueda aparecerme. Llamo “compulsión” a ese impulso que hace imperativo concretar la necesidad de estar masticando y tragando comida, en general sin saborear y haciendo otras cosas.
• Para moderar la cantidad, el “truco” de saborear el alimento funciona si tengo el registro del inicio de la compulsión; aunque al saborear, la compulsión pierde su “sabor”: el descanso que genera la inconsciencia. Esta no es una pérdida menor, especialmente si percibo que hay en mi mundo vincular una tensión que “me abarca y me desborda”. Si necesito descansar o vaciarme-un-rato de esta percepción, puedo descubrir que “la comida lo arregla todo”.
• Decirle “sí” a cada compulsión que pueda aparecerme. Llamo “compulsión” a ese impulso que hace imperativo concretar la necesidad de estar masticando y tragando comida, en general sin saborear y haciendo otras cosas.
• Para moderar la cantidad, el “truco” de saborear el alimento funciona si tengo el registro del inicio de la compulsión; aunque al saborear, la compulsión pierde su “sabor”: el descanso que genera la inconsciencia. Esta no es una pérdida menor, especialmente si percibo que hay en mi mundo vincular una tensión que “me abarca y me desborda”. Si necesito descansar o vaciarme-un-rato de esta percepción, puedo descubrir que “la comida lo arregla todo”.