¿Cómo como amo? ¿Amo como como? Comer y amar: vinculados por las maneras de los límites.
¿Qué es amar en exceso? ¿Acaso no decimos "te amo mucho" y pensamos que eso es bueno?
La forma de comer como "punta de iceberg" de la manera de amar/vincularnos.
Los límites al comer y al amar, ¿por qué "límite" es sinónimo de auto cuidado y del cuidado de otros y a otros? ¿qué tipo de límites funcionan realmente como "amor"?... ¿y cuáles no?
PRESENTACIÓN-CHARLA-TALLER
ACTIVIDAD GRATUITA
SÁBADO 10 DE MARZO A LAS 15.30
IMPRESCINDIBLE RESERVAR LUGAR
REPITE DOMINGO 25 DE MARZO
martes, 6 de marzo de 2018
domingo, 4 de marzo de 2018
¿Cómo hace uno...
¿Que cómo hace uno para pegarse esto en el alma? A mí sólo se me ocurre una forma rápida y garantizada: diciendo "gracias".
domingo, 25 de febrero de 2018
viernes, 23 de febrero de 2018
¿Es una adicción?
Si consumir una sustancia, realizar una actividad o estar con una persona, deja de ser una elección para
convertirse en una necesidad imperiosa, es muy posible que la sustancia, la
actividad o la persona se haya convertido en “la droga”, o sea en una adicción.
Desde mi punto de vista, nada malo ha ocurrido: “Las adicciones son bendiciones
encubiertas” ya que pueden conformar contextos para adquirir el amor “bueno”;
pero si querés tener la seguridad de si se trata o no de una adicción, simplemente
suspende el suministro: si el vacío te produce una angustia
insoportable o un sinsentido abrumador, es una adicción. Muy bienvenida
la emoción negativa: es esclarecedora y aleccionadora y, a su vez, materia
prima valiosa: “plomo” para hacer “oro”.
domingo, 11 de febrero de 2018
martes, 9 de enero de 2018
Yuyos
La gran alegría de la vida es sentirse direccionado por una finalidad
reconocida por uno mismo como poderosa y amorosa.
Del libro "Aunque tenga miedo hágalo igual", de Susan Sheffers
Del libro "Aunque tenga miedo hágalo igual", de Susan Sheffers
Verifico que no importa qué camino haya
encontrado para
hacer más saludable y gozosa mi vida, mi cuerpo,
mis vínculos.
Sé esto: ese camino, para que siga existiendo,
me pide que lo "alimente", que lo atienda.
Si no lo hago, si me "olvido", al igual que pasa con un jardín,
se me llena de "yuyos".
hacer más saludable y gozosa mi vida, mi cuerpo,
mis vínculos.
Sé esto: ese camino, para que siga existiendo,
me pide que lo "alimente", que lo atienda.
Si no lo hago, si me "olvido", al igual que pasa con un jardín,
se me llena de "yuyos".
Linterna interna (continuación)
Me gusta llamar “linterna interna” a la
capacidad-testigo de la mente. Nombres… nombres… nombres… ¿y el verbo? Qué te
parece “monitorear”: observar sin juzgar ni interferir.
En su magnífico libro Mujeres que corren
con los lobos, Clarissa Pinkola Estés menciona una manera a implementar por los
padres para que sus hijos lleven vidas más sanas y plenas: monitoreando con
preguntas, por ejemplo: ¿Cómo estás?, ¿Qué piensas tú?, ¿Qué decides hacer?
La atención, que es el recurso de la
linterna interna, puede ir hacia afuera (nuestros asuntos) o hacia adentro
(nuestro interior), y como de alguna manera la atención es “luz”, además de
direcciones diferentes puede tener concentraciones variables. Cuando va hacia
adentro y con una buena concentración, habilita la autopercepción: el presente
de nuestras sensaciones; cuando va hacia fuera y con una buena concentración, habilita
estar genuinamente en lo que está sucediendo. No tenemos una perilla para
intensificar nuestra atención: lo hacemos con la intención. El foco se sostiene
sólo unos segundos y luego se dispersa, ésto es natural; aunque puede ser
creado una y otra vez, siempre con la intención.
Monitorear es el verbo, el uso de la
linterna interna, una “gimnasia” con la atención + intención para estar en el ahora.
Me encanta monitorear al vincularme
porque cancela el juicio negativo y la interferencia… me encantan los resultados:
permanezco discriminada, desapegada, y no adherida o “adicta”; el otro puede hacerse
cargo de lo suyo y yo de lo mío: somos dos columnas que pueden sostenerse a sí
mismas y al mismo tiempo sostener un techo.
Creo que monitorear es el dinámico
recurso esencial del amor como arte.
Nota: En el capítulo “La práctica del
amor” del libro El Arte de Amar, hay una estrategia para el entrenamiento de la
atención. Erich Fromm considera la concentración uno de los cuatro pilares del
arte de amar, al igual que para la expresión de cualquier otro arte. Los otros
tres son: el conocimiento (nueva información), la práctica de lo nuevo con
disciplina flexible, y la paciencia hasta obtener resultados.
Creo que, lo haya sabido o no, Fromm se
basó en la Ley-Verbo Fingir hasta lograrlo.
De
mi diario. Mayo del 94
Sólo
esto
Sólo quédate aquí,
aquí justo,
con tu estado de turno:
Lo que ahora te
pasa.
Lo que ahora puedes.
Lo que ahora te
viene.
Lo que ahora es.
Y siente, registra.
Date cuenta.
Lo genuinamente nuevo
Leo en “El Hombre Nuevo” que en los
Evangelios el sábado es el símbolo del “Bien”, es decir, de aquella condición
interior o psicológica por la cual un ser humano ha adquirido la capacidad de
ver lo bueno, decir lo bueno y accionar en función de lo bueno; pero, ¿qué es
lo bueno?, ¿qué es el Bien?
Ésta es la Ley : “Un nuevo orden no surge del viejo; surge
del vacío o el caos generado por el viejo”, que en combinación con otra Ley:
“Como es arriba es abajo”, dan como resultado que para la creación de un nuevo
sistema planetario sea necesario el estallido de una estrella. Con el material
resultante, el tiempo y las leyes que ordenan la vida surgirá un nuevo sistema
planetario. Así es también para la creación de algo genuinamente nuevo en nuestros
asuntos.
El sábado es el día de descanso, el día
del vacío. En teoría es el tiempo de parar, de reflexión, de introspección. El
mismo objetivo tiene el domingo, palabra que viene de “domine” y significa “día
del Señor” o día del Bien.
El cumplimiento del intervalo es el
cumplimiento de la Ley
que ordena la Creación ,
la vida, nuestra vida. En los intervalos, ya se trate de vacaciones, el período
entre un trabajo y otro, una pareja y otra, etc., es el tiempo de “aquilatar”
el Bien; pero, ¿qué es el Bien, ¿qué es lo bueno?
La escala musical de siete notas tiene
dos intervalos, dos “descansos”, dos vacíos. La escala fue creada observando
como funciona la ley que pone orden la vida.
Tenemos intervalos para todo: un día a la
semana, las vacaciones anuales, los años sabáticos… todos los intervalos tienen
el objetivo de limpiar lo viejo y crear energía para continuar.
En recuperación de adicciones el vacío se
llama “abstinencia”: elegir no hacer lo viejo y ocupar ese espacio en aprender
lo nuevo, lo no sabido hasta entonces, para que eso nuevo, con el tiempo y el
reordenamiento que crean las fuerza del universo, traiga la posibilidad de
actuar o realizar “eso” nuevo.
El Bien es el producto de un “sábado”,
vacío o intervalo que se ha “llenado” con la práctica del conocimiento de un
Bien Superior o “Gnosis”. El objetivo es pasar de lo automático a lo conciente,
de ser “planeta” a ser “sol”.
Misericordia
Como un fuerte magneto, veo en mí un
poder que restringe mi andar. Lo veo en la impotencia cuando de hacer orden se
trata: basura en los cajones, en la compu, en el placard; y digo “mañana”… “tal
día”… y la cosa sigue desordenada.
Me afecta. Y me afecta especialmente el
tema “cuerpo”. Tres o cuatro kilos de más… eternos… fastidiosos… parece que
necesarios por lo insistentes y resistentes. Si lo miro desde otra óptica, son
kilos “negociados”: el hipotético riesgo al ir creando mi vida, esta vida “independiente”
que llevo desde hace quince años, fue y sigue siendo concretada mientras voy
adquiriendo aquella confianza en la sincrónica Abundancia que va trayendo el
testimonio asegurador del devenir. Es obvio que el miedo, aunque imaginario,
puede hacer pagar su precio exigiendo envergadura, un “territorio” que ocupe
más espacio. Y los años, y las hormonas, y la Ley que implica que un astro se agranda en su
madurez antes de achicarse en su vejez… Todo ésto me ocurre. La verdad, parece
que el universo ha querido que de nada natural me privara, no sea cosa que con
eso me privara de algún aprendizaje.
Muy pronto estaré a dos años de los
sesenta. Cada día es tánto y tán bueno: lo claro resplandece como el sol, que
en este momento del año nace justo delante de mi ventana, y que hago de cuenta
que me mira ni bien termina de asomar y luce su redondez de oro. Lo oscuro
sigue siendo desafío de percatación y de aceptación. Me sirve recordar lo que
me contaron fue lo último que dijo san Francisco antes de morir: “Señor,
aquí estoy con mis miserias”. ¡Uau! ¡Él consideraba que tenía
miserias!... ¡Qué estímulo para aceptar las mías! ¡Qué tema saber que así será
mientras viva!: Luz y oscuridad, inseparables compañeras.
Me gusta el origen de la palabra “misericordia”:
miseri-cordia = cordial con las miserias; y cordial viene de “corazón”. Poner
el corazón… amar/comprender/aceptar mi oscuridad y así la de otros. Uau y mil
veces uau… ¡Qué bendición cuando ocurre! Creo que a ésto muchas personas lo
llaman “el descenso de la gracia”. Yo lo vivo como un ascenso… algo que sube,
que emerge, y se hace consciente.
jueves, 4 de enero de 2018
BALANCE DEL AÑO SEGÚN MAMERTO MENAPACE (MONJE BENEDICTINO)
Mi percepción a medida que envejezco
es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como
un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar
un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de
reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros
apegos.
Por eso, no debiéramos tenerle miedo al
sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de
aprendizaje.
Nos cuesta mucho entender que la vida y el
cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no
queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad (la voluntad es un atributo del Ser. La fuerza de voluntad es un atributo del ego. Creo que, por "voluntad", Mamerto se refiere al Ser: la calidad o nivel de la conciencia). Si no me gusta la vida que
tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi
voluntad (mi Ser/mi modo de comprender-interpretar) el poder hacerlo.
“Ser feliz es una decisión”, no nos
olvidemos de eso. (nuevamente: ser feliz, como decisión posible de ser llevada a cabo, no depende de lo que "históricamente" nos pasó o nos pasa, sino del aspecto no-histórico o atemporal de nuestra psique: el tipo de conciencia o "cabeza" que interpreta-comprende) Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que
hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de
aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a
tres cosas: -a aprender a amar -a dejar huella -a ser felices. (uau... sí... a estas 3 cosas venimos. Y lo de "aprender a amar"... requeteuau: porque así es: ama realmente/sin juegos de poder, el que aprende. Para el "amor bueno" hay una teoría y hay una práctica. Suele aparecer con otros nombres: LOS LÍMITES COMO ARTE, por ejemplo)
Crear calidez dentro de nuestras casas,
hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta
manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.
Nuestras casas independientes de los
recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede
vivir adentro.
Tratemos de crecer en lo espiritual,
cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que
hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual. Tratemos de dosificar la
tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los
encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos
la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias. Si logramos
trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado
ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que
la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los
problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que
nos toca...
Dicen que las alegrías, cuando se
comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se
achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir,
lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado
para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen
por dentro".
MAMERTO MENAPACE monje benedictino.
Lo que está en rojo son opiniones-experiencias mías: Elena B. Werba
Suscribirse a:
Entradas (Atom)