Me gusta llamar “linterna interna” a la
capacidad-testigo de la mente. Nombres… nombres… nombres… ¿y el verbo? Qué te
parece “monitorear”: observar sin juzgar ni interferir.
En su magnífico libro Mujeres que corren
con los lobos, Clarissa Pinkola Estés menciona una manera a implementar por los
padres para que sus hijos lleven vidas más sanas y plenas: monitoreando con
preguntas, por ejemplo: ¿Cómo estás?, ¿Qué piensas tú?, ¿Qué decides hacer?
La atención, que es el recurso de la
linterna interna, puede ir hacia afuera (nuestros asuntos) o hacia adentro
(nuestro interior), y como de alguna manera la atención es “luz”, además de
direcciones diferentes puede tener concentraciones variables. Cuando va hacia
adentro y con una buena concentración, habilita la autopercepción: el presente
de nuestras sensaciones; cuando va hacia fuera y con una buena concentración, habilita
estar genuinamente en lo que está sucediendo. No tenemos una perilla para
intensificar nuestra atención: lo hacemos con la intención. El foco se sostiene
sólo unos segundos y luego se dispersa, ésto es natural; aunque puede ser
creado una y otra vez, siempre con la intención.
Monitorear es el verbo, el uso de la
linterna interna, una “gimnasia” con la atención + intención para estar en el ahora.
Me encanta monitorear al vincularme
porque cancela el juicio negativo y la interferencia… me encantan los resultados:
permanezco discriminada, desapegada, y no adherida o “adicta”; el otro puede hacerse
cargo de lo suyo y yo de lo mío: somos dos columnas que pueden sostenerse a sí
mismas y al mismo tiempo sostener un techo.
Creo que monitorear es el dinámico
recurso esencial del amor como arte.
Nota: En el capítulo “La práctica del
amor” del libro El Arte de Amar, hay una estrategia para el entrenamiento de la
atención. Erich Fromm considera la concentración uno de los cuatro pilares del
arte de amar, al igual que para la expresión de cualquier otro arte. Los otros
tres son: el conocimiento (nueva información), la práctica de lo nuevo con
disciplina flexible, y la paciencia hasta obtener resultados.
Creo que, lo haya sabido o no, Fromm se
basó en la Ley-Verbo Fingir hasta lograrlo.
De
mi diario. Mayo del 94
Sólo
esto
Sólo quédate aquí,
aquí justo,
con tu estado de turno:
Lo que ahora te
pasa.
Lo que ahora puedes.
Lo que ahora te
viene.
Lo que ahora es.
Y siente, registra.
Date cuenta.
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