En estos últimos días del año, miro hacia atrás y veo
lo que ha terminado, lo que aún sigue y lo que sé que siempre seguirá. Han
terminado los reproches, la culpa y la intolerancia. Ha terminado el sentir mi
cuerpo como una carga y la interpretación de la compulsión como un fracaso. Ha
terminado el miedo a la comida.
Mi peso sigue oscilando algunos kilos. Los
suficientes como para concederles a las pocas y suaves compulsiones que me
aparecen el espacio privilegiado de considerarlas el recurso creativo por
excelencia que el universo me ha dado para que me dé cuenta de que el dolor todavía
me puede, de que el agujero en mi alma todavía tiene espacio suficiente para
que lo atraviese el viento. Y así está bien porque…
… Sé, ya con
certeza absoluta, que este es mi modo de crecer.
Sí, este es
mi modo.
Te deseo con todo mi corazón la paz, la sabiduría y
la alegría adquiribles en el proceso genuino de recuperación de cualquier
adicción. ¡Cómo transmitirte el gozo de este proceso, de este estado!
Gracias infinitas por haber sido parte de un año
precioso.
Seguiremos encontrándonos.
Muy feliz 2015!
Elena