Millones de personas, de todas las edades y
culturas, lloraron con la peli E.T. cuando
el abandonado
extraterrestre murmuró: "a casa, Eliot, a casa".
Esa escena nos tocó
porque somos infantes divinos en el exilio.
No importa qué tan bien
vayan nuestras cosas, siempre terminamos preguntándonos:
¿Es ésto todo?
Bien lo dijo San Agustín:
Nuestro corazones sólo descansarán al hallar Tu Casa.
-Del libro Nuestro Niño
Interior
Esa Casa... ese Cobijo...
esa manera de comprender
y accionar con nuestros niños...
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