jueves, 28 de febrero de 2013

Comida en exceso: Las razones del cuerpo



Con o sin sobrepeso, la ansiedad por la comida puede ser un problema; y al querer bajar de peso, la ansiedad, que se resiste a ser controlada con la fuerza de voluntad, puede impedir el adelgazamiento o incluso producir un aumento de peso con respecto al inicio de una dieta.

“Lo que pasa es que usted no baja de peso porque no tiene fuerza de voluntad. Lo que tiene que hacer es cerrar la boca.”
¿Oyó esto alguna vez? ¿Le sirvió?

La fuerza de voluntad no sirve para cerrar la boca porque proviene de la función  intelectual del cerebro. La ansiedad es una emoción y proviene de una función diferente: la emocional.

Durante un atracón prevalece la emoción, no el pensamiento. En el preciso momento del atracón, los efectos que puede provocar el exceso al comer (gordura, culpa, recriminaciones, vergüenza) forman parte de “lo pensado”, no de “lo sentido”. Y lo cierto es que la comida ingerida con ansiedad, puede calmar. La necesidad del efecto calmante, aunque a veces oculta, siendo una emoción tiene prioridad y adquiere intensidad y velocidad, porque, justamente, es la necesidad del efecto calmante disfrazada de necesidad de comer. La gordura, cuando viene, lo hace después de la ingesta; la culpa, las recriminaciones y la vergüenza vienen a veces durante la ingesta y a veces después; y muchas veces éstas últimas constituyen un problema mucho mayor que el exceso de peso. Un flaco que come ansiosamente  puede sentir que está “durmiendo con el enemigo”: su despótico censor interno no lo deja vivir en paz; con sus juicios negativos intoxica su vida familiar, social, laboral, sexual; así también como su posibilidad de crear y de tomar decisiones.
Los excesos de comida no son sólo un asunto de comida. El cuerpo tiene razones que la razón no comprende.
                                                                                                    Elena B. Werba


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