martes, 19 de enero de 2016

Mi masa corporal y Einstein


Einstein dijo algo así: La masa de un cuerpo es la medida de su energía.

La totalidad de lo que soy, de cómo soy, es mi energía. Y mi masa corporal está en relación directamente proporcional a mi energía.

La energía que tengo y la energía que me alimenta van conformando mi masa.

La comida, los pensamientos, las emociones, lo que percibo, sean impresiones auditivas, visuales, olfativas, táctiles o gustativas: son energía. El aire también me alimenta. Es energía.

Mis pensamientos y emociones son productos de mi manera de interpretar. Así pues, puedo considerar a mi manera de interpretar como uno de los laboratorios creadores de mi energía. 

Acostumbrada a considerar sólo a la comida como responsable de mis kilos de más y a la actividad física como contrapeso del exceso, este panorama ampliado acerca de mi masa en relación a mi energía me coloca en otra dirección: lo invisible.

Lo que soy es invisible.

Lo que soy cambia, se transforma, y aún a mis ojos puede seguir siendo invisible. Aunque es cierta e inexorablemente visible para mi masa numéricamente mensurable en el peso corporal.

El peso corporal: los vaivenes del número. Cuando asciende tengo dos opciones: infierno o comprensión.




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